tobed

Tobed es una joya medio escondida entre las sierras de Algairén y Vicor, a la orilla del río Grío. Cuenta con numerosos atractivos para hacer de su visita algo imprescindible.

datos prácticos

 

Ayuntamiento: Plaza de San Pedro, 1

Tel: 976 629 101

Información turística: teléfono 976 150 475  o  watsapp 686 994 408

Email: tobed@dpz.es

tobedmudejar@gmail.com

Web: http://tobedpatrimoniomundial.es

Gentilicio: tobedano/a

Fiestas:  14 de febrero, San Valentín; 8 de septiembre, en honor a la Virgen de Tobed

 

Distancia a la capital

Altitud

tobed

Tobed es una joya medio escondida entre las sierras de Algairén y Vicor, a la orilla del río Grío. Debió de tener, desde luego, cierta importancia en época islámica; y cuenta la tradición que la existencia de un templo dedicado a la Virgen en este lugar se remonta aún más atrás, al tiempo de los godos. El culto se habría mantenido bajo el dominio del Islam por la minoría mozárabe. 

Tras la reconquista cristiana de esta zona, Tobed pasó a depender de la Orden del Santo Sepulcro, concretamente del priorato establecido en Calatayud. Y, a mediados del siglo XIV, parece que se planteó la renovación o reconstrucción del antiguo templo consagrado a la Virgen. Es curioso que esa obra se iniciase en un momento crítico para la historia aragonesa: era el año 1356, justo cuando se inició la llamada Guerra de los Dos Pedros, entre Aragón y Castilla que tan duramente afectaron a las comarcas limítrofes con este reino. 

La obra de la iglesia avanzó lentamente, en varias fases, y se concluyó a comienzos del siglo XV. Recibió no solo el soporte del Santo Sepulcro, sino la ayuda material de un rey castellano, Enrique II, que tuvo refugio en Aragón en un momento peligroso para él, y de un pontífice, Benedicto XIII, el aragonés Papa Luna. 

Tobed es una visita obligada del turista, si quiere conocer la pureza del mudéjar aragonés. Merece la pena contemplar su rico patrimonio. Del caserío destaca la torre cuadrangular de la iglesia parroquial de San Pedro, junto con el palacio. Más arriba en el corazón del pueblo, se levanta la iglesia de la Virgen de Tobed, una joya arquitectónica del siglo XIV, que es monumento nacional.

Pero hay más. Está también la parroquia de San Pedro, que es una obra de ladrillo, gótica en un principio y con sensibles modificaciones en las postrimerías del siglo XVII. En su interior conserva todavía la planta gótico-mudéjar y se enriquece con varios retablos notables, que datan de los siglos XV, XVI y XVII.

Todavía queda por mencionar las ruinas del antiguo castillo-fortaleza, vigía que antaño vigiló el valle del río Tobed, ahora, río Grío. Y el cerro de San Íñigo, que fue bautizado así porque, según la tradición, en el mismo hizo vida de ermitaño el mencionado santo patrono de Calatayud.

iglesia de santa maría

La iglesia de la Virgen de Tobed es uno de los mejores ejemplos de iglesia-fortaleza del mudéjar aragonés, junto a San Félix de Torralba de Ribota, por lo que forma parte del conjunto monumental mudéjar declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2001. Este tipo de iglesias es fruto de la influencia de las órdenes militares en la región, en concreto de la Orden del Santo Sepulcro cuya casa matriz en el Reino de Aragón se situaba en Calatayud. La construcción se lleva a cabo en dos etapas: la primera en 1356 y la segunda hacia 1400.

Es una iglesia de nave única con capillas laterales y cubierta con  bóveda de cañón apuntado. La cabecera es recta, abierta por tres capillas. En el interior posee una espléndida ornamentación mudéjar y se atribuye al arquitecto del Papa Benedicto XIII, Mahoma Rami, que posiblemente dirigiera las obras de construcción.

Es una decoración especialmente rica en pinturas, yeserías que fueron fruto del mecenazgo de la Orden del Santo Sepulcro, que en este lugar tenía una encomienda, y del papa Benedicto XIII. Se conservan algunos graffiti de la época de gran interés. La decoración de toda la superficie de los muros y bóvedas es pintada. El grueso ornamental se concentra en el presbiterio a base de motivos geométricos islámicos. Los ventanales se decoran con yeserías. Las de la nave son celosías de decoración vegetal estilizada y compleja, llamada ataurique. El último tramo de la nave probablemente fue el decorado por Mahoma Rami con celosías puramente góticas.

La techumbre o alfarje, de madera, está también ricamente decorada. La capilla de la Virgen es de gran interés artístico. Se decora con azulejos de Muel del siglo XVI  de colores azul, verde y amarillo.

El altar mayor es de madera y estilo barroco. En la parte central de este retablo se encuentra un icono de la Virgen obsequiado a la Iglesia en 1400 por el Rey aragonés Martín I el Humano, que a su vez le fue regalado por el Rey Luis VI de Francia. Este icono representa a la Virgen con el niño en brazos pintada en lienzo sobre tabla. El icono se guarda en una hornacina de plata plateresca, labrada en Calatayud, del siglo XVI. La capilla se cierra con una verja del siglo XVI, muy similar a la que luce la Iglesia de San Pablo en Zaragoza.

En el exterior se puede admirar el muro magníficamente decorado con un paño de ladrillo resaltado con tracerías  y decoración cerámica vidriada bicolor. La iglesia se apoya en cuatro torres-contrafuertes. En la fachada principal se observa la falta de una segunda torre que se inició pero no llegó a terminarse. Estas torres son, junto a la tribuna o andador, abierta al exterior en arquerías apuntadas, los elementos que otorgan el carácter militar de iglesia fortaleza.

iglesia de san pedro

Es un Templo de fábrica renacentista levantado en segunda mitad del siglo XVI, en  la zona baja del casco urbano y reformado en siglo XVIII.

Es un templo de ladrillo, de una nave de cuatro tramos, cabecera poligonal de cinco lados, capillas laterales, coro alto a los pies, que se cubre con bóveda de medio cañón con lunetas, excepto el presbiterio que se cubre con bóveda de crucería estrellada.

La torre se adosa a los pies en el lado de la epístola, tiene planta cuadrada y tres cuerpos, el interior es liso.

castillo y ermita de San Valentín

De origen musulmán, fue conquistado por Alfonso I y tras su muerte, perteneció a la Orden del Santo Sepulcro durante siglos, siempre dentro del priorato de Calatayud.

El castillo, del siglo XII, está situado en un cerro próximo a la población, al otro lado del río Grío. Sus restos consisten en un recinto amurallado en el lado que mira a la población, en el que destacan dos muñones de mampostería, que parecen señalar la antigua entrada. En un extremo se sitúa una torre cuadrada del mismo material en parte enlucida, cubierta con tejado a una vertiente. La puerta ha sido muy alterada. Según descripciones, en su interior conserva restos de la bóveda que cubría la primera planta.