La iglesia parroquial de la Virgen del Castillo es una caja de sorpresas. La primitiva fábrica de este edificio es datable en los albores del siglo XIII, siendo sustancialmente remodelada en el XVII, época en la que se construyó en  los pies una torre con base de sillarejo y cuerpo de ladrillo muy al gusto barroco.

Pero vamos por partes, en el ábside, único elemento románico que aún perdura,  aparece un amplio ventanal enrejado perfilado a base de sillares que lucen en su ángulo una pequeña decoración a modo de baquetón. A partir de éste se ordena la estructura del templo de planta románica a base de tres volúmenes: cilindro absidal, presbiterio y nave .

El interior está cubierto por una bóveda con decoración barroca en yeso, con lacerías de cortados realizadas entre 1640 y 1670, policromada en vivos colores en el XIX. Las bóvedas de las capillas laterales, de escasa profundidad, presentan el mismo patrón decorativo aunque variando la forma. La decoración interior impacta por su variedad. Los arcos fajones que dividen la nave central también presentan también este tipo de lacerías polícromas. 

La balaustrada del coro es una magnífica obra en yeso tallado gótico mudéjar del siglo XV y de esa época caben destacar las pinturas murales que cubren el ábside. Ilustran escenas del antiguo y del nuevo testamento. Fueron descubiertas hace muy pocos años, al restaurar el retablo mayor, que está dedicado a la patrona del pueblo, Nuestra Señora del Castillo.

Además de su balsa circular, cuenta con pilón, lavadero y abrevadero. También servía para regar la vega del pueblo con un sistema de ajarbes, conjunto de huertas en las que se regaba un día a la semana. Otros elementos de interés de los que podemos disfrutar en el puebloson: un gran molino en muy buen estado de conservación; algunas bodegas; la herrería con su fuelle; y los trujales o cubos para la elaboración del vino situados en el monte.