Campillo de Aragón

En el mismo límite de la provincia de Zaragoza con tierras castellanas, erigido sobre una suave colina, este pequeño pueblo está dominado por la silueta de la iglesia gótica de San Juan Bautista edificada sobre los restos del antiguo castillo musulmán.

datos prácticos

 

Ayuntamiento: Calle Horno, 8

Tel: 976 849 100

Email: campillo@dpz.es

Gentilicio: campillense/a

Fiestas: San Pedro (29 de abril). San Crescencio (14 de septiembre).

Distancia a la capital

Altitud

Campillo de Aragón

La sobria silueta de Campillo de Aragón, con las torres de su iglesia y su ermita recortándose en el horizonte, saluda  al visitante emergiendo de la llanura cerealista en la que se asienta. Las estaciones tiñen estas tierras de vivos colores, lo que hace que la vistita a esta singular localidad, sorprenda en cualquier época del año. El mudéjar aparece presente en el segundo cuerpo de la torre  de su iglesia parroquial y en la torre barroca adosada a la ermita de Santa Lucía.

La historia nos dice que el Batallador integró Campillo en el señorío de Molina, aunque en el siglo XIII parece que su propiedad o derechos eran discutidos por aragoneses y castellanos, ya que en un documento firmado el 24 de noviembre de 1280, Pedro III emitía un mandato a los justicias y jurados de las villas y aldeas de Calatayud y de Molina (de Aragón) para que mantuviesen en su derecho a los hombres de Campillo. Un año más tarde el castillo de Campillo era testigo de la firma de un acuerdo de paz y alianza entre dos reyes y dos príncipes: Pedro III de Aragón y su hijo el infante Don Alfonso y Alfonso X de Castilla y el infante Don Sancho, su hijo. El documento, firmado el 27 de marzo de 1281, se conserva en el archivo de la Corona de Aragón. En él, los monarcas se comprometieron a protegerse mutuamente de los enemigos, imponiéndose una pena de 25.000 marcos de plata pagaderos dentro del primer año después de ser ésta quebrantada, contra aquél que rompiese la paz. Pero los caprichos del destino, o más bien de los reyes de Aragón, hicieron que el castillo de Campillo pasase a formar parte del patrimonio de la Orden de San Juan de Jerusalén, una de las más importantes de la cristiandad en la Edad Media.

Campillo cuenta otros edificios de singular interés como es la mencionada ermita de Santa Lucía, en cuyo interior encontramos un precioso suelo realizado, a modo de  mosaico, con guijarros; o la casa palacio del siglo XVIII que encontramos en la plaza de la localidad. Cerca del casco urbano se encuentra la Fuente Baja, junto a la Balsa de las Madejas, donde el ayuntamiento ha instalado un merendero. En este paraje nos encontramos con un peculiar abrevadero y unos lavaderos tallados en piedra, testigos de tradiciones y costumbres ancestrales.

Iglesia de San Juan Bautista

Estamos ante un edificio de la segunda mitad del siglo XVII, construido en piedra de sillería. Destaca su torre campanario, que  se levanta sobre una base de piedra de planta cuadrada y se corona con dos cuerpos de ladrillo, uno de planta cuadrada, con un vano de medio punto en cada lado y friso de esquinillas, y otro superior octogonal, con pilastras en las aristas y arcos doblados de medio punto. 

En su interior presenta una única y espaciosa nave de tres tramos y cabecera poligonal cubiertos por bóvedas de crucería estrellada. A ambos lados de la nave se  abrieron posteriormente dos capillas; se accede a su interior mediante arcos de medio punto y algunas  presentan portadas labradas en yeso y piedra. El templo está presidido por un soberbio retablo barroco en el que en su ático campean las cruces de Malta, emblema de la orden y de los señores temporales de la localidad. 

Un miembro de la orden, nacido en Campillo de Aragón, fue quien en 1652 mandó a su pueblo una de las reliquias más importantes de la Comarca de Calatayud, una copia de la Sábana Santa de Turín. Es una de las mejores copias de la Síndone, pues sólo hay tres hechas con el lienzo que cubre la original y que se cambiaba cada cien años y esta es una de ellas. Y es que Fray Lucas Bueno Nuño, obispo de Malta y Gran Prior de la Orden de San Juan de Jerusalén, recibió esta reliquia como regalo de los Duques de Saboya y la envió a Campillo enrollada en dos varas de ébano y dentro de una arqueta de roble que todavía se conserva. 

Hacia 1675 se construyeron una capilla y un retablo para albergar la reliquia. Sólo se exhibe tres veces al año: en Jueves Santo y Viernes Santo, en las fiestas patronales de septiembre y en las celebraciones de agosto. Excepcionalmente se muestra a grupos numerosos que solicitan permiso para venerarla.

Ermita de Santa Lucía

La ermita de Santa Lucía debió de ser la iglesia original del pueblo hasta que se construyó la actual en el siglo XVI. Se trata de un edificio medieval, gótico, de arcos de diafragma. En su exterior destacan las columnas que sujetan su atrio, en las que hay grabadas calaveras y otros símbolos.

Su interior consta de una sola nave con dos capillas en los laterales, una dedicada a la Virgen del Rosario, que cuenta con un arrimadero de cerámica de finales del siglo XVI, y la otra a Santa Lucía.  Tiene coro a los pies. Pero lo más maravilloso del templo es el suelo, realizado con canto rodado a modo de “chino cordobés”. La obra está firmada en una de sus paredes por el «empedrador», un tal Sebastián que realizó esta maravilla en 1619.