Cimballa

Localizada en la margen derecha del río Piedra, a 127 km de Zaragoza, en un paraje natural en el que el agua es la gran protagonista encontramos Cimballa.

datos prácticos

 

Ayuntamiento: Plaza, s/n

Tel: 976 841 041

Email: cimballa@dpz.es

Gentilicio: cimballero/a o cimballense

Fiestas: San Roque (16 de agosto). Santa Águeda (5-6 de febrero). Santísimo Misterio (12 de septiembre).

Distancia a la capital

Altitud

Cimballa

La localidad de Cimballa se asentó junto al cauce del rio Piedra, en un paraje de contrastes, con impresionantes paredes calizas, arboledas, praderas naturales y el río Piedra, alimentado por los “Ojos del Piedra”. En ese entorno destaca el molino con su represa y su manantial. El edificio, completamente restaurado, posee un gran atractivo por la belleza del paraje, la claridad de sus aguas y la sombra de sus choperas. Siguiendo la senda marcada junto al molino se llega hasta un mirador desde el que se tiene una excepcional vista de los “Ojos” y del casco urbano de Cimballa.  

Los restos arqueológicos del entorno se retrotraen al Neolítico y la Edad de los Metales. El origen de su nombre es confuso y aparece citado en las fuentes medievales hacia el año 1134 cuando, tras la muerte del Batallador, su hijastro, Alfonso VII de Castilla, tras invadir la Comarca de Calatayud, donó al monasterio de San Salvador de Oña los pueblos de Cimballa, Monterde, Cubel, Pardos y Abanto. Fue cuando los monjes de Oña fundaron en Calatayud un priorato dependiente de la abadía madre burgalesa para gestionar dichas propiedades. El territorio fue recuperado en 1142 por Ramón Berenguer IV. 

De este pasado medieval quedan los restos del castillo, en este caso solo uno de los muros. La plaza fuerte de Cimballa, un punto estratégico en la frontera con Castilla, aparece citada en el siglo XII. Tras la Guerra de los Pedros quedó prácticamente destruida y los restos de la fortaleza que se conservan en la actualidad corresponden a la reparación y ampliación hecha a partir del final de la contienda, en 1367. Y es en ese periodo cuando ocurrió un prodigio que por el que la localidad se hizo más que famosa, La Santa Duda o el Santo Dubio.

Iglesia de la Purificación

La iglesia parroquial de La Purificación de Cimballa es un edificio construido en piedra de sillería y sillarejo tiene planta de cruz latina. Sus elementos más antiguos e interesantes están datados en el siglo XIII, entre los que destaca la portada, localizada a los pies de la torre.

Su interior alberga una buena colección de obras de arte  entre las que cabe destacar la arqueta de piedra sostenida por dos leones datada en el siglo XIV en la cual se conservaba el relicario del Santísimo Misterio. Esta pieza se guarda en la actualidad en un  relicario de plata sobredorada del siglo XVI. El retablo mayor está dedicado a la Purificación y es una obra plateresca de principios del siglo XVI. Realizado en óleo sobre tabla, narra episodios de la vida de la Virgen.

La reliquia del Santísimo Misterio es  la pieza fundamental del templo. Todo sucedió durante la Guerra de los Dos Pedros, cuando el cura de este bonito pueblo (según algunos llamados Mosén Tomás) estaba celebrando la Santa Misa y en el momento de la Consagración, dudó si realmente Cristo estaba presente en la Forma Consagrada.

En ese momento ocurrió la transubstanciación, comenzó a brotar sangre de ella, la depositó en el paño corporal quedando manchado éste de sangre e intacta la Sagrada Forma. La reliquia se guardó en ese momento en una arqueta de piedra que aún se conserva en la localidad. Años más tarde este milagro, que se había hecho muy famoso llegando a tener incluso peregrinaciones, llegó a oídos de Pedro IV quién pidió que le fuese entregada la reliquia con la excusa de librarla del peligro que corría por las continuas guerras entre Aragón y Castilla, para venerarla en la capilla del Palacio de la Aljafería. Don Martín el Humano, antes de morir en 1410, la donó al Monasterio Cisterciense de Nuestra Señora de Piedra, no lejos de Cimballa. En 1835, una vez exclaustrados los monjes, la reliquia fue devuelta a Cimballa, donde se conserva y venera en la actualidad.

Fotografía: Luis Manuel García Vicén (As. Torre Albarrana)

Ermita de Santa águeda

Edificio medieval con planta rectangular, arcos diafragma y cubierta de madera. Los dos son levemente rebajados y apoyan en impostas de nacela. La cubierta de madera sigue aún el modelo original de pares longitudinales apoyados en los arcos. El coro apoya sobre una pilastra central y es de medio punto. Tiene el clásico pórtico de la región formado por dos muros transversales a fachada y se cierra con una viga de madera.

Fotografía: Luis Manuel García Vicén (As. Torre Albarrana)

Torre del castillo

En lo alto del cerro que domina todo el conjunto de Cimballa se yerguen los escasos restos del castillo de la localidad. Datado inicialmente en el siglo XII, únicamente queda una torre almenada de la que sólo permanece en pie un muro construido con grandes bases de piedra de sillería y el resto de mampostería. Este muro debió pertenecer a la torre mayor y a su lado aún son perceptibles los arranques de las paredes contiguas, que apenas alcanzan los dos metros.

Por su situación estratégica y su proximidad con Castilla, tuvo un papel importante en la Guerra de los Dos Pedros. Fue mandado construir por Alfonso I el Batallador, mientras que Pedro IV fue el responsable de su reconstrucción ya en el siglo XIV, en 1367 cuando el rey ordenó que se repararan sus muros. Poco después, en 1373, una vez terminada la guerra con Castilla, se comisionó al baile de Aragón, Domingo López Sarnés, para que visitara personalmente las reparaciones que se habían hecho en sus defensas.