La Máscara es el elemento más singular de la fiesta de San Blas de Ateca. Se trata de un personaje vestido con traje a rayas, rojas y amarillas y como complementos porta un sable y una corbetera. Recorre las calles el día de las Candelas (2 de febrero), encorriendo a los niños mientras éstos le insultan y los más valientes le intentan arrancar los cascabeles de su traje.

El día 3 de febrero, festividad del patrón, después de la misa en la parroquia, se procesiona hasta la ermita de San Blas, situada en las afueras del municipio. La Máscara comparte protagonismo con el santo, yendo en lugar preeminente en la comitiva y bendiciendo a los fieles posando en sus cabezas la espada y la corbetera. Es entonces cuando la Máscara inicia el ascenso al cerro de San Blas, en cuya cima está la chiquillería esperándole con un cargamento de manzanas que le lanzarán para dificultar su ascenso. El personaje se protege con la corbetera y corona, no sin dificultad, la cima del cerro.

Una vez que la Máscara ha logrado llegar arriba, se realiza un gran corro en cuyo centro se sitúa el personaje, protagonizando uno de los momentos más entrañables del día y todos los participantes entonan a coro la tradicional canción del Puente de Alcolea.