El templo de la Purísima es gótico, de finales del siglo XV, y tras su reciente restauración ofrece un magnífico aspecto. Sus  dos torres de planta cuadrada enmarcan una sobria fachada; la más alta tiene un cuerpo inferior mudéjar y el superior, que es el campanario, aparece con las esquinas achaflanadas. La otra es posterior, probablemente del s. XVIII, y se remata con una logia de arcos realizados en ladrillo actualmente cegados.  

La fisonomía interior del edificio fue muy modificada entre los siglos XVI y XVIII, cuando se abrieron capillas entre los contrafuertes y en el crucero se añadió una cúpula con linterna octogonal, además, se decoró con columnas y capiteles de orden toscano y una cornisa de estilo barroco. La cubierta data del s. XV y es de bóveda de crucería estrellada, tanto por lo que respecta a la nave como a las capillas. 

El retablo Mayor esta dedicado a la Inmaculada y es una bella pieza barroca del XVIII. Otra pieza de interés es el retablo de la Virgen del Rosario, con una magnifica talla y policromía original de ese mismo siglo. Esta ubicado en una capilla cubierta con cúpula de pechinas en las cuales aparecen representados los Santos Padres de la Iglesia.

La construcción de la capilla del patrón San Agustín se llevó a efecto en 1667 por el arquitecto Diego de Mendoza, y el cuadro del Santo fue pintado en Zaragoza. El órgano barroco fue destruido por un rayo y en el coro se conserva una exquisita sillería del s. XVIII en nogal tallado con motivos vegetales.

La iglesia atesora numerosas reliquias como es el caso de las de San Agustín, patrono de la localidad, otorgada por el reverendo Vela en 1666, por la que se pagaron 15 libras.