La iglesia parroquial fue construida en el siglo XVIII y  está dedicada a Santa María. De estilo barroco, es de construcción modesta, en mampostería y tapial, con muros irregulares. La torre campanario marca la silueta de la localidad. Se alza de planta cuadrada con su primer cuerpo de mampostería y cantería en las esquinas y el resto de ladrillo reduciendo gradualmente el volumen. La iglesia se encuentra en mal estado de conservación y en la actualidad está en proceso de recuperación. En su interior, hoy desmantelado hasta su completa retauración, destacaban algunos retablos. El retablo Mayor, del siglo XVI, realizado en madera policromada con mazonería de Esteban de Obray, imaginería de Gabriel Joly y pintura de Pietro Morone y Gonzalo de Villapedroche, perdió tres relieves que fueron sustraídos en 1989. Felizmente, han sido recuperados recientemente y se encuentran depositados en el Museo de la Colegiata de Santa María de Calatayud. Otra pieza singular es la Virgen de la Cama, una imagen procesional de cuidada factura.

En la plaza hallaremos la ermita de la Virgen del Milagro, en cuyo interior se encuentra uno de los mejores ejemplos de yeserías mudéjares de la Comarca de Calatayud. Se trata de un discreto edificio de planta rectangular y bóveda de crucería. En el ábside se abren tres capillas a la nave central con arcos apuntados soportados por columnas románicas. La decoración del ábside presenta unas interesantes yeserías mudéjares del siglo XV. Numerosas piezas de arte sacro procedentes de la iglesia parroquial se guardan temporalmente en este edificio, entre las que caben destacar varios relieves de buena factura.

Descendiendo de la plaza Mayor por la calle de la Fuente hacia el lavadero y los huertos, se encuentra la fuente monumental de Olvés. Parece que en 1791 se decidió reedificar la fuente antigua que tenía un gran pilón en ángulo, construido con grandes bloques de piedra sillar, con el chafariz compuesto de seis caños. Sobre él se levantó un frontispicio de ladrillo colocado a soga y tizón entre dos pilastras de sillares, coronado por un sencillo entablamento con el arquitrabe moldurado por tres hileras de ladrillos, un friso también de ladrillos dispuestos en esquinilla y una cornisa de piedra arenisca rojiza. Por encima del entablamento se colocó un muro a modo de frontón recto de doble piso, con un escudo de alabastro en el centro.