El espacio se ubica dentro de los macizos paleozoicos de la Ibérica zaragozana, identificados estructuralmente como horsts disimétricos de dirección NW-SE, con una clara vergencia hacia el Noreste. Esta sierra está individualizada respecto al resto por corredores longitudinales y collados transversales. Presenta una altitud en torno a los 1000 metros y está formada por materiales pizarrosos, que fueron arrasados durante el proceso de peniplanación mio-plioceno.

La erosión diferencial ha desnudado los materiales mesozoico-terciarios dejando en resalte la cresta de la sierra. Los depósitos cuaternarios son poco abundantes asomando en amplias extensiones la roca desnuda sin apenas alteración. En el entorno del río Grío que atraviesa el LIC, encontramos depósitos de terraza de poca extensión. Hay que destacar las formaciones arbóreas de quercineas de las laderas, dominando los encinares de Quercus rotundifolia mezclados en las zonas más húmedas o mejor orientadas con Quejigos. En las zonas más elevadas encontramos un mosaico de matorral mediterráneo muy diverso formado por romerales, tomillares mixtos con pastizales estacionales, Lavandula stoechas con Retama sphaerocarpa o pastizales de Brachypodium retusum. En los márgenes del río Grío se desarrollan pequeños bosques galería con Salix alba, Populus alba y Populus nigra. En algunas laderas hay aterrazamientos que atestiguan la existencia de antiguos usos agrícolas. Actualmente muchas de estas terrazas y otros sectores de las laderas están repoblados con Pinus pinaster y en menor medida Pinus halepensis. El pastoreo es la actividad que sigue ejerciéndose en esta zona, evitando en buena medida la progresión de la vegetación.

Sierra paleozoica en la que se desarrollan encinares en buen estado de conservación, junto a otras especies como quejigos. Las zonas de cumbres y más alteradas están cubiertas por matorrales termomediterráneos y pre-estépicos. Presencia de Centaurea pinnata y los complejos reproductivos que mantiene con otras especies ibéricas del género.