maluenda
Una de las localidades con mayor patrimonio de toda la comarca, ubicada en el valle del Jiloca, apenas a una decena de kilómetros de Calatayud.
datos prácticos
Ayuntamiento: Plaza del Cardenal Casanova, 1
Tel: 976 893 007
Email: maluenda@dpz.es
Gentilicio: maluendano/a
Fiestas: Santas Justa y Rufina (16 y 17 de julio)
Distancia a la capital
Altitud
maluenda
Maluenda es, sin duda, la localidad más monumental del valle del bajo Jiloca. El trazado de su casco urbano, de raigambre árabe, se despliega bajo la protección de los restos del imponente castillo de tapial del siglo IX y de su torre albarrana, conocida como el Palomar, recientemente restaurada por iniciativa privada. Es aconsejable aparcar a la entrada del pueblo y acceder a la calle Mayor a través de una puerta monumental que conserva un bello escudo de alabastro que remata una balconada de madera tallada en el siglo XVII. A escasos metros nos encontramos con la iglesia de Santa María, mudéjar de los siglos XIV-XV aunque conserva los restos de una antigua torre desmochada datada en el siglo XIII.
Santa María sufrió un devastador incendio en el año 1942 en el que se perdió toda la decoración original de yeso así como algunos retablos. Pero la fortuna hizo que se salvase la espectacular techumbre mudéjar de madera policromada en cuyo arrocabe puede leerse el nombre del alarife que la construyó: Yucaf Adolmalih junto al cual aparece, en caracteres árabes, la shahada o profesión de fe del Islam: “No hay más dios que Dios (y) Mahoma es el enviado de Dios. No hay … sino Dios”. En el interior de la iglesia se conservan dos interesantes retablos góticos dedicados a Santiago y a María Magdalena.
El paseo por la calle Mayor debe interrumpirse, no solo para probar la excelente repostería del horno de la localidad, sino también para admirar las ruinas de la iglesia de San Miguel que observa la villa desde la muela donde se asienta el castillo. Y justo antes de llegar a la plaza, encontraremos un espectacular ejemplo de arquitectura civil de principio del siglo XVI, un bello palacio, profundamente reformado, que presenta una exquisita galería de arcos conopiales y cornisas decoradas con motivos renacentistas.
Desde la plaza se continúa hasta la iglesia de las Santas Justa y Rufina, que en la actualidad alberga el espacio Domingo Ram, en honor al pintor del siglo XV que realizó tanto el retablo conservado en este templo como el que se realizó en su momento para la iglesia de Santa María y que hoy está repartido por distintos museos y colecciones privadas de todo el mundo.
Otro monumento que podemos visitar es el convento de las Carmelitas, un edificio fundado en el siglo XVII y en el que todavía se observa la clausura. La iglesia, dedicada a San José, es un cuidado edificio barroco del siglo XVIII. En la actualidad, las hermanas se dedican a la elaboración de pastas artesanales.
Mención aparte merecen las ermitas de Maluenda, entre las que destaca la de los Santos Gervasio y Protasio, no por su interés artístico sino por su ubicación, ya que desde su mirador se disfruta de unas excelentes vistas del Valle del Jiloca.
iglesia de santa maría
La parroquial es una iglesia mudéjar, construida durante la segunda mitad del s. XIV y primeras décadas del s XV. Una torre situada en el lado Este es quizás el único vestigio vivo de este templo primitivo. Según su tipología constructiva, los historiadores Gonzalo Borrás y Fabián Mañas creen en la posibilidad de que fuese una de las torres puertas de la antigua muralla, que posteriormente al ampliarse el núcleo urbano quedaría dentro de la población y sería reutilizada como campanario de una iglesia primitiva.
Disponía de dos torres gemelas en la fachada. Posteriormente, se recreció la torre Sureste. Para ello, se forraron y alargaron las fachadas Sur y Este con ladrillo. Esta decoración de ladrillo resaltado se corresponde con la de las torres tardías de la segunda mitad del s. XVI. La fachada presenta una portada en piedra sillar de estilo gótico en la que, bajo el gablete que remata la puerta, todavía se conserva en el interior de una pequeña hornacina una escultura de la Virgen con el Niño de comienzos del s. XV.
La iglesia sufrió un terrible incendio en 1942, que comenzó en el ábside. Los vecinos intentaron salvar lo máximo posible, pero aún así se perdieron numerosos bienes materiales y otros muchos se vendieron posteriormente para poder restaurarla. Las restauraciones posteriores al incendio la han alejado de su imagen original. Esto se advierte tanto en su interior, donde se han perdido los suelos y el agramilado, sustituidos por materiales actuales y repintes que simulan los anteriores; como en su exterior, donde actualmente presenta un color rojizo que se aleja enormemente de su imagen original.
En la nave central destacan dos retablos de época gótica; el retablo dedicado a Santiago el Mayor y el dedicado a santa María Magdalena. Ambos retablos proceden del taller de Benito Arnaldín, de la primera mitad del s. XV.
En la restauración, en el Altar Mayor se colocó un retablo dedicado a la Asunción de María que se encontraba en una de las capillas laterales y el cual tiene varios añadidos a modo collage de pinturas y esculturas de varios retablos diferentes.
Otros elementos a destacar en esta iglesia son los alfarjes, que se encuentran en la fachada, en la techumbre del coro y en la capilla lateral del lado Este. En estos alfarjes encontramos numerosos escudos pintados de las familias más influyentes de los siglos XIV y XV. El situado bajo el coro se salvó del incendio. En éste, en el s. XIV, el maestro de obras que también dirigiría las obras de la iglesia de las Santas Justa y Rufina y las de la iglesia de San Miguel, dejó su firma bajo la techumbre del coro con la siguiente inscripción: «era: maestro: Yuçaf Adolmalih», inscripción que se completa con una sahada o profesión de fe musulmana, escrita en caracteres árabes que dice: «No hay más dios que Alá (y) Mahoma es el enviado de Dios. No hay … sino Dios».
iglesia de las Santas Justa y Rufina
La iglesia de las Santas Justa y Rufina, alberga en la actualidad el espacio Domingo Ram, en honor al pintor del siglo XV que realizó tanto el retablo conservado en este templo como el que se realizó en su momento para la iglesia de Santa María y que hoy está repartido por distintos museos y colecciones privadas de todo el mundo.
La iglesia de las Santas, como se la conoce en la localidad, es al exterior un sobrio edificio de tapial y ladrillo, terminado en el año 1412, que contrasta con el mágico interior ricamente decorado con agramilados y yeserías de exquisita factura. Destacan el púlpito tallado en yeso con bellas tracerías góticas y mudéjares y la portada de la capilla de la Virgen del Rosario con una interesante decoración tallada en yeso.
Pero sobre todo impacta la bella combinación de la decoración mudéjar de los muros de la cabecera con el deslumbrante y colorido retablo Mayor. Realizado en 1375 por Domingo Ram y Juan Ríus, es uno de los mejores exponentes de la pintura gótica aragonesa del último tercio del siglo XV. Está dedicado a las Santas Justa y Rufina, y narra la historia de sus vidas y martirio.