ARÁNDIGA
En la confluencia de los ríos Aranda e Isuela, poco antes de que ambos tributen al Jalón, se sitúa esta villa histórica con numerosos atractivos monumentales y naturales.
datos prácticos
Ayuntamiento: Plaza Mayor, 1
Tel: 976 605 451
Email: arandiga@dpz.es
Gentilicio: arandigano/a
Fiestas: Romería del Bolage (segundo lunes de mayo), San Cosme y San Damián, fiestas patronales (26 de septiembre)
Distancia a la capital
Altitud
ARÁNDIGA
Tiene esta localidad muchos encantos quizá un poco escondidos. Al llegar nos recibe la silueta un tanto desvencijada de su castillo, siempre pendiente de su consolidación. Preside un cerro bajo el que se encajona el casco urbano, que tiene un marcado carácter musulmán. Conviene adentrarse andando por el Arco de la Villa, entrada del antiguo recinto amurallado que nos permitirá ir observando rincones de gran tipismo y casonas interesantes a nuestro paso.
La villa de Arándiga fue concedida por Alfonso II a Pedro de Huesca en 1188, continuando en situación de señorío en las centurias siguientes, si bien recibió algunos privilegios por parte de la Corona en la persona de Pedro IV. Después fue de los condes de Morata. En sus armas se refleja tanto su vinculación a la Corona real de Aragón («barras» de Aragón) como a la casa condal de Morata.
Esa historia rezuma en sus edificios religiosos, en los restos de la fortaleza y en el trazado urbano. Además, su paisaje agrícola y el entorno natural conforman un destino lleno de atractivos.
ERMITA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN
La ermita dedicada a la Purísima Concepción está fechada en el XVII, aunque parece que realizada sobre una anterior románica. De una sola nave de cuatro tramos, cubiertos por bóvedas de medio cañón con lunetos, están separados por arcos de medio punto con decoración de rocalla. El presbiterio es de planta semi hexagonal. La cabecera y la iluminación de sus lunetos constituyen una singularidad del edificio. La sacristía se compone de dos tramos y remata en un ábside semicircular cubierto por bóveda de horno que procedería de la primitiva iglesia románica tal como se advierte al exterior, donde junto a la cabecera existe el arranque de otro ábside
IGLESIA DE San Martín DE TOUrS
En la parte alta de la localidad aparece la iglesia de San Martín, un templo barroco levantado entre los siglos XVII y XVIII. Su sobrio exterior contrasta con el interior, de planta de cruz latina, nave de cinco tramos, brazos y presbiterio cubiertos por bóvedas de medio cañón con lunetos y capillas laterales en las que se pueden ver algunos interesantes retablos. Destacan el renacentista de Nuestra Señora del Rosario, que aprovechó la talla gótica del siglo XV de la Virgen con el Niño, para colocarla como titular en el óvalo central de la gran tabla principal dorada. También existe un retablo gótico, dedicado a San Antón Abad, cuya tabla central no se expone al estar en proceso de restauración. En las laterales aparecen Santa María Magdalena y Santa Engracia y en el banco, escenas de la vida del santo. Pertenece al taller de Miguel Jiménez y es de finales del siglo XV. En el templo destacan dos cuadros de la escuela napolitana fechados en torno a 1630 que muestran la influencia de José Rivera. Hay además un bonito órgano de pequeñas dimensiones y una pila bautismal de piedra en cuyo interior hay otra de cerámica fechada en el siglo XVII.
castillo fortaleza
El castillo está datado en el siglo X y fue documentado en 1188. Desempeñó un importante papel defensivo en las guerras del siglo XIV, cuando se levantó buena parte de la obra que ahora podemos ver. La fortaleza tiene una planta irregular, que trata de adaptarse a la roca en la que se asienta. Mide unos 40 metros y es bastante estrecha, con una torre en cada extremo y otra protegiendo el arco de entrada. Está construido en mampostería y tapial y mantiene una estampa puramente militar.
Salto de las Minas
La ribera del río Aranda nos permitirá admirar algunos de los paisajes más interesantes de esta zona. Saliendo de la localidad por la calle Puerta del Collado, bajo los farallones del castillo y la ermita de la Concepción, salimos a la vega que no deberemos abandonar nunca. En apenas media hora alcanzamos un antiguo molino muy bien conservado que tiene la particularidad de dejar a la vista el canal que lo mueve. Continuamos a la vera del río en busca del Salto de las Minas, que hallaremos después de haber recorrido unos seis kilómetros río arriba. Se trata de un antiguo azud, probablemente de época islámica o incluso anterior, que desvía el agua del Aranda hacia una acequia y crea un salto que, en época de lluvias, cuando el río baja crecido, resulta espectacular. En total tardaremos unas tres horas en ir y volver, aunque hay que calcular más tiempo dado que, una vez allí, seguro que nos apetece pasar buen rato escuchando el rumor de las aguas.